APUNTES DE PATÍN A VELA

El mástil

 

En estas líneas intentaremos dar a conocer el funcionamiento del palo en el patín a vela, que tiene la peculiaridad de ser móvil durante la navegación.

Vamos a empezar por identificar cada una de sus partes:

Las crucetas: vienen con longitud fija, por lo que no podremos cambiarla según las condiciones de navegación.

El flexor: se cazará o soltará según queramos. La distancia suele variar desde no más de dos cuartas entre las poleas del cable de stay y las poleas del palo. Flexor más cazado (menos distancia) nos flexionará más el palo, con lo que conseguimos abrir baluma y aplanar la vela, objetivos para vientos fuertes y cuando ya no podemos con el barco. Un flexor más suelto hará lo contrario, vela más embolsada y baluma más cerrada, ideales para poco viento.

En otra nota técnica hablaremos de la vela y que conseguiremos según su trimado.

Las burdas: cables hacia popa. Nos limitan la caída a proa del palo y, si los trincamos más, ayudarán a flexar el palo. El cabo con lo que lo manejamos deberá llevar un nudo de tope, que nos dará el límite de la caída a proa del palo.

Los stays: cables hacia proa. A la inversa que las burdas. El cabo de manejo posee dos puntas que controlamos (con dos mordazas), una de ellas estará haciendo tope en la mordaza y la otra será con la que regularemos la caída deseada. Esta última, si no deseamos variar la caída del palo en ceñida, no se tocará. La otra será la que iremos cazando o soltando según el rumbo, y su suelta completa nos garantiza tener la caída que teníamos inicialmente (controlada por la que regula la caída deseada).

Los obenques: nos sujetan o limitan la caída lateral del palo. Durante la navegación no se pueden modificar, pero sí en tierra. El punto medio o normal de tensado de los obenques es que, con el palo con la caída normal de ceñida, los cables no estén flojos (se vean que no forman una línea recta en sus dos partes separadas por la cruceta) pero tampoco tan tensos como para que podamos “tocar la guitarra” (que al moverlos suene de lo tenso que está). Unos obenques muy flojos hará que el palo caiga en exceso hacia el lado de la vela, y un trincado excesivo nos flexionará la bancada de proa, deformando y dificultando la normal flexión del barco en su navegación. Podemos variar un poco la tensión antes de salir a navegar; menos tensión con mucho viento (ayuda a librar viento a la vela al flexionar más el palo) y algo más con poco por lo contrario. Normalmente, no se suele modificar la tensión, aunque es bueno controlarla de vez en cuando, ya que las bancadas del patín se van deformando con el uso y poco a poco la tensión de los obenques disminuye, con lo que podemos tener el palo excesivamente caído lateralmente si no lo volvemos a tensar.

LA CAÍDA DEL PALO

Según el rumbo y la intensidad del viento, pondremos el palo con una u otra caída, tocando los cabos de stays y burdas (para los poco pensantes, indicar que para cazar uno de ellos, antes hay que soltar el otro (física pura) y nunca dejar uno de ellos suelto al terminar).

En ceñida

Los límites de caída vienen dado por las siguientes medidas: 6,80m y 7,30 más o menos, medidos con una cinta métrica desde la punta del mástil (sujetada a driza hasta que haga tope en polea en punta del mástil) hasta el borde posterior de la bancada de popa.

Mientras más viento haga, más retrasado llevaremos el palo (con tope en 6,80 ya que mayor caída nos dificultará el manejo del patín). Con menos viento y aguantando hasta que empecemos a no poder con el barco, lo llevaremos más a proa (con menos caída), con tope en 7,20 o 7,30, ya que más recto nos fastidiará mucho el ángulo de ceñida (lateoría dice que mientras más caída a popa mejor ángulo de ceñida, es decir, menor ángulo entre nuestro rumbo y el viento).

En través y largos.

Iremos echando el palo hacia proa (menos inclinación) según nos vayamos abriendo (acercándonos a rumbo de empopada), por medio de la punta del cabo que tenemos dejada con tope en la mordaza (la otra no se toca, ya que si no perdemos la caída de referencia en ceñida). Dependerá del viento, olas y de nuestra forma de navegar, pero podéis ir probando en mover el palo de forma lineal la distancia disponible (máximo atrás con el nudo en el tope y máximo a proa nos lo dará el nudo topa del cabo de las burdas).

Un buen indicador de si nos hemos pasado o no son los catavientos de la baluma de la vela; si éstos se esconden detrás de la vela, quiere decir que el paso del viento no es limpio y tenemos el palo demasiado a proa, luego podemos ir echando el palo a proa hasta que se de esta circunstancia, luego echando a popa el palo hasta que los catavientos comiencen de nuevo a “volar”.

En empopada.

Pues echamos el palo a proa hasta que el nudo del cabo de las burdas haga tope. Dicho tope lo habremos puesto tras determinar en tierra la caída máxima a proa. Esta caída es, como vemos en el dibujo anterior, ligeramente a proa de la vertical con el barco. La razón de esto es que lo ideal es que el palo esté perpendicular a la superficie del agua y, consecuentemente, de la dirección del viento. Como para ir en empopada nos situamos a popa del patín, éste se hunde más por popa y levanta las proas.

Pues esto es todo. La práctica os dará vuestra propia teoría, pero la que os muestro es una buena base para partir. Suerte y cuidad del palo en clavadas y vuelcos, que no es difícil que se parta.